ESTAMOS ALIMENTÁNDONOS CON VENENO
Los plaguicidas son sustancias químicas y biológicas que controlan plagas. Son utilizados en la agricultura para que los cultivos no se vean afectados por moho, animales, yerbas y plantas no deseadas.
La Organización Mundial de la Salud establece la clasificación de estas sustancias según su grado de peligrosidad y expone cómo deben ser manejados y cuáles tienen prohibido su uso. Sin embargo, existen sectores agrícolas que no manipulan adecuadamente los pesticidas, por lo general, ocurre en pequeñas granjas; que bien, pueden no estar enterados de las consecuencias que genera un manejo inadecuado o los beneficios económicos son su principal objetivo.
Estos compuestos pueden contaminar el aire, suelo y agua y afectar la salud humana de manera directa (fabricadores, operarios y agricultores) e indirecta (consumidores y transeúntes). El Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología manifiesta que "las alteraciones más importantes a considerar son: problemas reproductivos, cáncer,
trastornos del sistema neurológico, efectos sobre el sistema inmunológico, alteraciones del
sistema endocrino y suicidio".
Existen alternativas naturales para enfrentar esta problemática, sin embargo, no son totalmente efectivas, por ello no son muy demandas. Aunque la cantidad de desventajas es mucho mayor que las ventajas, sería correcto erradicar su uso, o por otro lado idear una alternativa revolucionadora que satisfazca todas las necesidades de los agricultores.
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